Friday, November 11, 2016

BAALBEK: recuerdos de “Fata Morgana”


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

BAALBEK es el nombre de un grupo argentino formado en octubre de 1994 en La Plata con la intención de proponer una modalidad jazz-progresiva de música que pudiera brindar elegancia y distinción a la vanguardia rockera de su país. Con el paso de los años, su propuesta se convirtió en una realidad concreta por vía de la publicación de su disco de estudio “Fata Morgana”, en el año 2000: de hecho, FATA MORGANA era el nombre original del grupo antes de pasar a rebautizarse como BAALBEK, ese santuario fenicio dedicado al dios Baal que pasó por manos de las colonizaciones griega, seleúcida y romana, y que actualmente es un localidad del Líbano. El ensamble que registró el material de este disco estaba conformado por Gonzalo Romero [guitarras], Fabián Vera [bajo], Eduardo Gustavino [teclados], Pablo Clavijo [saxo y teclados] y Pablo González [batería]. De hecho, esta formación no era la original sino que la alineación fue trasmutando continuamente, y dada la ocasión de plasmar efectivamente un disco, le pusieron como título el nombre inicial de la banda. La oferta musical de BAALBEK enuncia por lo general un énfasis en el factor jazz-rockero de la tradición progresiva (HAPPY THE MAN, PASSPORT, NATIONAL HEALTH) y en las figuras históricas más relevantes del jazz-fusion (RETURN TO FOREVER, WEATHER REPORT, ALLAN HOLDSWORTH) sin perder el rastro del sinfonismo (principalmente CAMEL). Su sonido nuclear tiene bastantes parentescos (muy posiblemente involuntarios) con los chilenos de EVOLUCIÓN y los brasileños de ALGARAVIA, pero como acabamos de decir, el factor sinfónico está suficientemente enfatizado en varios momentos del álbum como para tenerlo también en cuenta en nuestra aproximación al repertorio de “Fata Morgana”. Este disco fue grabado en el estudio privado del grupo y mezclado en otra sala de grabaciones argentina, para luego ser masterizado en un estudio brasileño y publicado por el sello estadounidense Record Runner. Pasemos ahora a los detalles de dicho repertorio.

  

La pieza homónima abre el disco con colorido fulgor, con un desarrollo musical de base sencilla y cubierta moderadamente sofisticada: las notables orquestaciones e ilaciones armónicas de los teclados proporcionan un efectivo envoltorio para los fraseos de la guitarra. Aunque su extensión no es maratónica – dura menos de 3 ½ minutos – su magia melódica se queda un tiempo inmenso en la memoria del oyente. ‘La Última Oportunidad’ mantiene el momentum y establece un trabajo más intenso en la dupla rítmica, además de incluir un (brevísimo) solo a lo Kit Watkins. Aunque el disco acaba de empezar no hace muchos minutos, el gancho ya deja un impacto efectivo en nuestras mentes y amenaza con ser permanente: veamos cómo sigue la cosa. ‘15 Minutos’ apunta a enfatizar el lado entusiastamente rockero del sonido BAALBEK, mientras que ‘Me Fui’ instala un momento de calma reflexión: en algún momento emergen atmósferas Floydianas que le dan al final un cariz un tanto ceremonioso. Tal vez hubiera sido productivo prolongar el pasaje final para ver qué pasaba, pero el oyente no tiene mucho tiempo para pensar en esta hipótesis porque el frenesí contagioso de 'A Quién Le Toca' de inmediato entra a tallar, para dejar que la mente y el corazón dancen bajo el dictamen de su pegajoso ritmo: es como un STEVE VAI reciclado a través del filtro del GENESIS de fines de los 70s. En realidad, la gente de BAALBEK no es muy dada a elaborar composiciones de larguísimo aliento, siendo así que solamente dos temas de todo el álbum superan la barrera de los 4 ½ minutos: el enfoque central de su creatividad melódica y sus arreglos correspondientes es focalizarse en el ‘prospecto de vida natural’ del motif de turno. El sexto tema del disco, titulado ‘Sinfonazo’, se inclina (tal como su nombre humorísticamente indica) abiertamente hacia el estándar sinfónico de unos CAMEL mezclados con GREENSLADE más algunas dosis extra de los GENESIS de la etapa 76-78, aunque manteniendo ciertos nexos íntimos con las atmósferas y el esquema sonoro que se impusieron en los dos primeros temas del disco. Una vez más notamos aires de familia con el paradigma del héroe Watkins en algunas intervenciones de teclado, y de hecho, tenemos aquí un cénit indiscutible del disco.


Con el muy Mussorgskiano título de ‘Baba Yaga’, el séptimo tema del álbum recibe un cierto impulso de la pieza anterior pero se mete un poco más a fondo en el factor jazzero. Por su parte, ‘El Boxitracio’ enfatiza lo rockero nuevamente, incluso incorporando ciertos adornos psicodélicos en algunas intervenciones del sintetizador mientras la batería y la guitarra se erigen como los asideros protagónicos del punche reinante; Este clima de frenesí y extroversión continúa capitalizándose eficazmente con el arribo de ‘Ven Conmigo’, tema que contiene un espíritu menos aventurero que el anterior pero que sin duda funciona muy bien para prolongar el momentum de vigor. Con su groove netamente jazzero (no ajeno al modelo de la CHICK COREA ELEKTRIC BAND) y sus casi 5 minutos de duración, la pieza en cuestión completa una movilidad muy vistosa. ‘Clipper’, que es la pieza más breve del disco, sigue obediente y solventemente este patrón jazz-rockero: se trata de un tema amable y ameno, ejecutado con la prestancia de siempre, aunque puede resultar fácilmente opacado por los diversos tipos de esplendor musical exhibidos en la secuencia de las tres piezas precedentes. ‘El Sigurath’ sí se acerca más a ese mencionado esplendor al encuadrar un dinámico equilibrio entre el jazz y el rock sinfónico: dueña de excelentes niveles de garbo, esta pieza instaura un nuevo cénit del álbum. La dupla de ‘Cryptico’ y ‘Parafernalia’, que ocupa un espacio conjunto de casi 8 minutos, completa el repertorio para darle completa cohesión. El primero reitera el parámetro jazz-rockero que varias veces se ha venido instaurando con grácil colorido durante el repertorio precedente, siempre explotando la melodiosa idea de turno con elegante pulso. Hay un solo de sintetizador electrizantemente bello como parte del desarrollo temático. ‘Parafernalia’, en fin, desarrolla una polenta rockera invadida de una vibración melódica típicamente progresiva, algo así como un híbrido de CAMEL y PABLO EL ENTERRADOR remodelado bajo las pautas centrales del retro-sinfonismo del nuevo milenio. La estilización sostenida por las orquestaciones de los teclados y los cálidos efluvios de la guitarra tienen un enorme gancho.



Descubrir a BAALBEK años atrás supuso para nosotros una muy grata sorpresa, y tal como dijimos hace un tiempo en otros foros de difusión y apreciación del rock progresivo y similares, recomendamos a otros melómanos y coleccionistas aventurarse también a agasajarse con este grupo. Hoy por hoy, el grupo sigue activo con la alineación de Romero, Vera, los dos teclistas Ariel Iván Ruiz Mateos y Teresa Murad, y el baterista Iván Scarsella: de hecho, en lo que queda del presente año 2016 el quinteto tiene programada una participación en La Plata Prog Fest VII, y antes de eso, en la tercera edición del Lima Prog Fest. Es un gusto saber que el sueño musical de BAALBEK sigue vigente y nos mantenemos alerta ante el prospecto de futuros trabajos discográficos en el futuro próximo.  


Muestras de “Fata Morgana”.-


El contenido de esta reseña es una variación de la originalmente publicada en el blog La Caja De Música [enlace: http://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/baalbek_fatamorgana.html]


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