Monday, February 29, 2016

Completando las cuatro dimensiones con WANZWA


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy prestamos atención al peculiar dúo instrumental estadounidense WANZWA, so pretexto del reciente lanzamiento al mercado de su cuarta placa, la cual precisamente se titula “IV”. Conformado por el guitarrista-bajista-teclista Marty Eason y el baterista Russell Richardson, WANZWA surgió en diciembre de 2011 en la ciudad de Carrollton (Georgia), no tardando muchos días en publicar su primer disco, el primer paso de su corta pero muy prolífica e intensa carrera. Publicado en el primer día del presente año 2016, “IV” recoge la cosecha de la evolución de una propuesta musical que apuesta por expresiones radicalmente filudas y alevosamente sofisticadas dentro del área del prog-metal experimental. El material de WANZWA dice mucho siendo exclusivamente instrumental: las herencias estilísticas que recibe el dúo de bandas notables como BEHOLD… THE ARCTOPUS, MESHUGGAH, CANVAS SOLARIS, y en menor medida, el primer CYNIC y THE DILLINGER ESCAPE PLAN. Definitivamente, sus excursiones feroces en terrenos del avant-metal extremo y el mathcore se alimentan sólidamente de elementos propios de la tradición progresiva, específicamente la del KING CRIMSON de los 90s. En son de broma, los WANZWA proclaman en su página de Facebook que hacen música del diablo (devil music). Pero bueno… vayamos ahora a los detalles de “IV” para aclarar un poco nuestras ideas sobre este oscuro fuego sónico que nos brindan los Sres. Eason y Richardson.


Ocupando los primeros 7 ½ minutos del álbum, ‘Skeleyon Key To The Matrix’ impone un complicado juego de osados dinamismos pesados tras una introducción semi-cósmica que aludía a un ambiente expectante. Pero no, las diversas ilaciones de riffs y síncopas que arman el cuerpo central de la pieza instauran una cabal traducción de explosiones de lava al lenguaje del ruido organizado. Jugando permanentemente al borde de la saturación, el dúo se da maña para elaborar frenéticos juegos de luces diversas, y así, darle un sentido orgánico a su propuesta. Más adelante, con ‘Love Vulture’, esta ideología estética alcanza un punto culminante imponente heredando los factores más desafiantes de esta espectacular pieza de entrada: perfeccionando los aspectos más siniestros de este enfoque y reiterando la devoción a la complejidad incandescente del art pour l’art, el dúo engloba con iguales dosis de eficacia e ingenio los discursos del prog-metal técnico extremo, el math-rock, la psicodelia progresiva de inspiración Crimsoniana y la extravagancia del primer PRIMUS. Antes de llegar aquí, los WANZWA nos obsequiaron la secuencia de ‘Predator Pharmaceuticals, Inc.’, ‘Naked Fist Fights With Your Dad’ y ‘Dear Friend Reunion’. ‘Predator Pharmaceuticals, Inc.’ Es un ejercicio de incansable punche, el mismo que sirve para que los fraseos y arpegios de guitarra se hagan notar más; también entran a tallar peculiares ornamentos de teclado en algunas instancias en las cuales el fragor metalero coquetea con lo gótico. A través de su generoso espacio de casi 8 ¾ minutos, ‘Naked Fist Fights With Your Dad’ cumple con la misión de hacerse eco de la neurosis recalcitrante de la pieza inmediatamente anterior para llevarla a niveles épicos. Algunos pasajes en los que se delinea armazones melódicas hacen notar aires de familia con lo que hicieron los legendarios CANVAS SOLARIS en sus tres primeros discos, mientras que otros pasajes más fieros nos remiten al modelo del primer CYNIC y el espíritu permanente de MESHUGGAH. ‘Dear Friend Reunion’ cumple con la función de construir un puente entre los grooves principales de la pieza anterior y los clímax de delirio desafiante que se habrán de acentuar en ‘Love Vulture’: la idea de usar efectos en reserva para las instancias finales es muy efectiva.

Bajo el título de ‘Electroshock Therapy’ se nos brinda un verdadero shock electrizante. Inicialmente, el truco radica en explotar cadencias complicadas y síncopas sorprendentes, dejando que los recursos de explícita explosividad se sitúen en lugares estratégicos. En un ulterior desarrollo, el dúo vuelve a refocilarse en su propio tormento sistemático. Una mención especial debe ir para el fabuloso solo de guitarra que emerge poco antes de llegar a la frontera del segundo minuto y que poco más tarde se repite: es un híbrido de VAI y HOLDSWORTH potencializado para acomodarse a los patrones de la modalidad más extraña de rock metalero que se pueda inventar, el mismo que deja una huella a ser retomada en otro solo más largo que ocurre poco antes del final. ‘Momma Was A Manson Girl’, a pesar de su título con alusiones homicidas, es en realidad un ejercicio más sosegado en comparación con la mayoría de las piezas precedentes. Es una pieza prima-hermana de ‘Predator Pharmaceuticals, Inc.’, incluso más atada a las convenciones del prog-metal en buena parte de su desarrollo temático. ‘Willowbrooke’ sí vuelve de lleno hacia los aspectos más demoledores del paradigma intrínsecamente inquieto y neurótico del dúo. Incluso algunos recursos de variantes y giros inesperados en clave masivamente disonante nos pueden remitir a la esencia estética de FRANK ZAPPA. Con ‘The Ministry Of Propaganda’, las cosas regresan a los territorios de CANVAS SOLARIS y MESHUGGAH: hay que ver cuán humanamente imposibles suenan algunos quiebres rítmicos y algunas expansiones armónicas de la guitarra... pero ciertamente fueron seres humanos quienes grabaron esto, y además, tuvieron el atrevimiento de idearlo previamente. Creando un falso efecto de fade-out, el cierre de‘The Ministry Of Propaganda’ abre inmediatamente la puerta al arribo de ‘Narcoleptic Narc’, pieza que vuelve a retrotraerse a la dimensión más sutil de la banda (dentro de lo que se entiende como sutil en este universo sonoro específico) en algunos pasajes, aunque siempre hay que esperar que surjan exhibiciones de apabullante vigor. Esto es particularmente verídico en los pasajes finales, muy influenciados por el paradigma del thrash-metal. ‘Wesley Crusher’s Holodeck Porn Stash’ pone freno a la explosividad punzante de la pieza anterior y nos mete de lleno en una interesante exhibición de confluencia entre tonalidades prog-metaleras oscuras y dinámicas de inspiración Crimsoniana, además de meter algunos factores jazz-rockeros en ciertos pasajes muy medidos.


El último cuarto de hora del disco se inicia con ‘Pendulum Of Uncertainty’, pieza que recoge decididamente el impacto volcánico de ‘Wesley Crusher’s Holodeck Porn Stash’ con la finalidad de ataladrar el alma del oyente empático y detectar las profundidades más secretas de su sangre espiritual. Acto seguido, ‘The 1984 Experience’ regresa de lleno a los máximos picos de extravagante vitalidad que habían dejado raíces profundas en los momentos más complejos del repertorio precedente. Otra vez nos abruman dichosamente los pasajes humanamente imposibles en la edificación de esquemas rítmicos y el despliegue de orquestaciones guitarreras, otra vez escalamos a un cénit expresivo del disco. La hoguera final llega de la mano de ‘Rings Of Uranus’, pieza que se inicia con el loop final de ‘The 1984 Experience’ y evoluciona con un frenesí muy similar, aunque con justicia cabe decir que porta una dosis un poco menor de sofisticación temática en beneficio de la expansión del gancho metalero. El fade-out da la impresión de que hemos tenido, por casi 80 minutos, una exhibición de fuerza visceral que nunca quiere morir. Pero llegamos ya al final del álbum y el diagnóstico nuestro sobre el mismo es positivo. ¡Casi 80 minutos de deleite enfermizo y catártico! El dinamismo incesantemente implacable del repertorio de “IV” demuestra que WANZWA es un referente crucial para el estado de la situación actual la avanzada metalera. 


Muestras de “IV”.-

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