Monday, December 29, 2014

BLITURI: presencia de la nueva hornada del avant-progresivo franco-canadiense


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da la ocasión de presentar al grupo franco-canadiense BLITURI y su homónimo disco de debut, publicado en el pasado mes de octubre. Fundado por Vincent Lechambre en 2013, el grupo funciona con la siguiente alineación: Lechambre a las guitarras, el bajo y los sintetizadores; Paul Carter a los clarinetes y el oboe; Zakari Frantz a los saxofones; Evelyne Ridyard al vibráfono; Lyne Santamaria al corno; Louis-Michel Tougas a la batería y las percusiones. El mundo musical de BLITURI está enmarcado dentro del universo del rock-in-opposition, fielmente educado bajo las pautas de la vieja escuela francófona de UNIVERS ZERO y PRESENT, además de enlazarse con los aportes desarrollados por entidades más actuales como la nueva institución veterana MIRIODOR y ensambles notables como ROUGE CIEL y SCHERZOO. El fondo del asunto es que los BLITURI encarnan una propuesta intensa y estupenda dentro del escenario actual del rock-in-opposition, absorbiendo varias influencias de diversos legados progresivos con suficiente creatividad como para forjar una voz propia a partir de ellas; veamos cómo se traduce esto en el repertorio de su disco homónimo.


‘Snark’ abre el álbum con una musculatura potente y avasalladora, una dinámica muy pertinente y muy efectiva a la hora de elaborar los desafiantes juegos de disonancias que conforman los motivos centrales de la pieza. Con la instauración de algunos interludios calmos y un manejo sensacional de síncopas complejas en la armazón rítmica, la pieza logra plasmar un perfecto retrato sonoro de exquisita tensión. Pasando a un momento más relajado y lírico, ‘Gambit’ nos ofrece un relativamente breve ensueño sereno (dura poco menos d 2 minutos). La siguiente dupla de ‘Dunning-Kruger’ y ‘Acumen’ sirve para que el ensamble afiance su sentido de aventura con una consistencia inapelable. ‘Dunning-Kruger’ tiene la misión de volver a los recursos de sistemática tensión con las cuales había comenzado el repertorio, solamente que ahora se da una dosis mayor de solemnidad. Por su parte, ‘Acumen’ nos lleva hacia instancia de señorial majestuosidad en un bosque sonoro donde cohabitan brumosos misterios y neuróticas densidades: a través de la chocante magnificencia de la compleja partitura, los músico de BLITURI dan algo de rienda a influencias de HENRY COW (etapa del “Western Culture”) y KING CRIMSON. Una mención especial debe ir para la perversa arquitectura desplegada en el solo de guitarra, estratégicamente acompañada por efluvios de los vientos. ‘Intersatz’ es un breve ejercicio de canon guiado por el trío de vientos con una refrescante soltura inteligentemente transmitida a los demás instrumentos; es como un rato de simpática luminosidad que debe preceder a as otoñales y grisáceas atmósferas que predominan en el siguiente tema, titulado ‘Abilene’, una composición signada por una ingeniería constreñida donde la sensación de reposo y el aura de misterio se funden en una sola energía expresiva.


‘Hispide Ramsaak’ es una pieza muy amena que empieza con un ejercicio rockero donde se balancean los legados de KING CRIMSON y HENRY COW, para luego tornarse a un dramático ejercicio deconstructivo muy propio de la rebeldía académica de la musique concrete. Los últimos 11 minutos y pico del álbum están ocupados por ‘Riddoch’. Siendo el tema más largo del disco, es una óptima oportunidad para hacer una síntesis final de los últimos temas del mismo, y en efecto, eso es lo que sucede aquí hasta cierto punto: vemos que hay una sección rockera vibrante, un largo pasaje marcado por abstracciones cacofónicas, y unos ornamentos posteriores sobre este mismo pasaje donde se manifiesta un minimalismo etéreo, casi convocando a las almas del limbo a contarnos algunos de sus más tristes secretos. El aura de vitalidad que se trasluce potentemente a través de esta atmósfera de ígneo abandono se convierte en una manifestación de majestuoso desasosiego desarrollada con genial nervio por parte de los involucrados.


En conclusión, BLITURI se erige en una presencia gravitante dentro del momento actual de la experimentación prog-vanguardista franco-canadiense. Apreciamos a “Blituri” como un catálogo de aventuras sónicas mayúsculas que nos deja impacientes para apreciar más obras de este grupo en el futuro próximo.


Muestras de “Blituri”.-

Saturday, December 27, 2014

En la órbita musical de ROTTEN APPLES


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da la ocasión de presentar al trío argentino ROTTEN APPLES, conformado por Javier De Candia [guitarras y coros], Lorena Benavídez [bajo y voz] y Juan Torrico [batería], y a su EP de debut “Orbe”. Formado hace ocho años y pico en Berazategui (Buenos Aires), ROTTEN APPLES asume enérgicamente la misión de crear una musicalidad rockera maciza y ecléctica donde fluyan los estándares del post-rock, la psicodelia de vieja escuela, el jazz de vanguardia y ciertos recursos góticos, todos ellos organizados inteligentemente en una ingeniería esencialmente progresiva. Publicado a inicios del 2014 por el sello de Viajero Inmóvil, el intenso – pero demasiado breve – repertorio de “Orbe” demuestra claramente que el trío ha cumplido cabalmente con la ambiciosa misión musical que asumió; este material fue grabado entre octubre del 2011 y mayo del 2012… y valió la pena la espera.


‘Nueva Era’ abre el repertorio instaurando primero una cadencia lenta desde donde la guitarra refleja una furia razonablemente contenida; luego viene una sucesión de interludios que van desde intensas vibraciones rockeras hasta dinamismos densos al más puro estilo post-rockero, pasando por una sonata en 6/8 bajo la guía de la guitarra acústica. Luego sigue ‘Deshojándonos’, un tema más breve y más extrovertido, dueño de un perfil robusto y extrovertido. ‘El Ayer Que Se Va’ es la única pieza que incluye letras – aunque en mínima cantidad – y su onda está emparentada con la tradición de PESCADO RABIOSO en cuanto a sus referencias 70eras, aunque sin duda sus arreglos instrumentales se perfilan claramente por la línea del space-rock. Es una pena que solo dure 4 ¾ minutos, pues su gancho y musculatura daban realmente para beneficiarse de arreglos más expansivos. ‘Nuevo’ encarna la instancia más intimista de repertorio en base a su combinación de languidez y furia: a medio camino entre PINK FLOYD e INVISIBLE, la pieza está diseñada para conmover al oyente desde su abstracta exposición instrumental. El último tema se titula ‘Cromosomas’, el mismo que está diseñado para darle al álbum un broche de oro efectivo. En su mayor parte, el grupo decide ir hasta las últimas consecuencias con los avatares post-rockeros del trío, eso sí, sazonados con intensos ornamentos psicodélicos que permiten a la pieza arroparse bajo una luminosidad envolvente. Hay también un interludio inesperado donde el grupo decide hacer un pequeño jam alegre, muy ligero, antes de volver a la intensidad predominante para el momento final.


Todo esto fue “Orbe” un muestrario de todo lo bueno que tienen los ROTTEN APPLES por aportar a la vanguardia rockera de su país, una propuesta que crea su propia órbita para recorrerla con vigor y consistencia. Esperamos más lanzamientos en el futuro próximo, y sobre todo, más largos, pues disfrutar de su propuesta es un enorme placer.
 

Muestras de “Orbe”.-

Wednesday, December 24, 2014

FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO 2015



FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO 2015
PARA TODOS LOS AMIGOS DE AUTOPOIETICAN


JETHRO TULL – ‘Ring Out, Solstice Bells’
Del album “Songs From The Wood” (1977)
Autor: Ian Anderson

Now is the solstice of the year,
winter is the glad song that you hear.
Seven maids move in seven time.
Have the lads up ready in a line.

Ring out these bells.
Ring out, ring solstice bells.
Ring solstice bells.

Join together beneath the mistletoe.
by the holy oak whereon it grows.
Seven druids dance in seven time.
Sing the song the bells call, loudly chiming.

Ring out these bells.
Ring out, ring solstice bells.
Ring solstice bells.

Praise be to the distant sister sun,
joyful as the silver planets run.
Seven maids move in seven time.
Sing the song the bells call, loudly chiming.

Ring out those bells.
Ring out, ring solstice bells.
Ring solstice bells.

Ring on!, ring out!
Ring on!, ring out!


“Sonad, campanas del solsticio”

Ahora es el solsticio del año,
el invierno es la canción alegre que escucháis.
Siete doncellas se mueven al compás de siete.
Que se pongan los muchachos listos en una fila.

Haced sonar estas campanas.
Sonad, sonad campanas del solsticio.
Que suenen las campanas del solsticio.

Juntaos debajo del muérdago
junto al roble sagrado sobre el cual él crece.
Siete druidas danzan al compás de siete.
Cantan la canción que las campanas entonan con su fuerte campaneo.

Haced sonar estas campanas.
Sonad, sonad campanas del solsticio.
Que suenen las campanas del solsticio.

Vaya el homenaje para el distante hermano sol,
gozoso mientras corren los planetas plateados.
Siete doncellas se mueven al compass de siete.
Cantan la canción que las campanas entonan con su fuerte campaneo.

Haced sonar estas campanas.
Sonad, sonad campanas del solsticio.
Que suenen las campanas del solsticio.

¡A seguir sonando!, ¡sonad!
¡A seguir sonando!, ¡sonad!


ARCABUZ: desde los orígenes al porvenir


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos complacemos en presentar a ARCABUZ, un grupo español fundado en el año 1979 con la misión de hacer rock progresivo en base a los legados de la primera escuela británica, el movimiento del rock andaluz y la misma tradición 70era española. A pesar del enorme entusiasmo que le ponían al asunto Julio Francisco Álvaro [teclados], José Luis López [bajo], Carlos López [guitarras eléctrica y acústica, mandolina, bouzouki] y Aurelio Ortega [batería], la cosa no prosperó hasta el punto de contar con algún apoyo fonográfico bien definido. Pero bueno, los cuatro exsocios no tuvieron mejor idea en el año 2009 que la de retomar sus sueños de ARCABUZ y abocarse a la grabación apropiada de su material, algo más que la maqueta que lograron grabar en esos lejanos inicios de los 80s mientras esperaban asegurarse algún contrato de grabación. Lo que se concreta ahora en el 2014 se titula “Orígenes”, un título muy apropiado para significar este acto de revancha contra los desdenes del pasado en busca de un lugar de autoafirmación en el actual y amplio mundo fonográfico. Veamos en qué consiste cada una de las piezas que integran el repertorio de “Orígenes”, ¿vale?


Este recorrido por la memoria viviente de ARCABUZ empieza a lo grande con el fastuoso pasaje introductorio de una pieza con un poderoso título: ‘Confrontaciones Dolorosas’. El desgarro emocional aludido en el título se traduce aquí en un furioso esplendor sinfónico que bebe tanto de las tradiciones de YES y EMERSON, LAKE & PALMER como de las de MEZQUITA y ATILA. ‘La Setrilleira’ sigue a continuación para llevarnos hacia un sendero de lirismo un poco más reposado, aunque igualmente mantiene un espíritu extrovertido fácil de notar, lo cual hace que la intensificada sección final surja con impoluta fluidez. Algunos pasajes de teclado guardan un aire muy a lo Pete Bardens, y de hecho, hay un groove que nos recuerda al que ostentaban varias canciones del clásico de CAMEL “MoonMadness”. Llevando el elemento progresivo andaluz más lejos, ‘Música Después De La Vida’ nos muestra en un primer momento un estupendo cuadro sonoro de dinamismo exótico estilizado muy en onda con los primeros discos de CAI e IMÁN CALIFATO INDEPENDIENTE: la ingeniería arábiga con la que se crea los núcleos melódicos en curso se ajustan a una arquitectura refinada donde la musculatura del rock se mantiene firme, aunque esta vez la mayor parte de ésta se asienta sobre un compás lento, muy en línea con la languidez mística del PINK FLOYD de la etapa 73-75. Con el largo solo de guitarra que se desarrolla durante el pasaje lento se refleja muy cabalmente el nivel de señorío sónico que la banda es capaz de expresar. ‘Al Final De Una Larga Espera’ nos lleva a terrenos más afines al paradigma de CAMEL: no nos dejemos engañar por la solemne introversión que marca el pasaje inicial, aquí encontramos poco después una nueva dosis de la luminosidad expresiva que es tan característica del cuarteto.  



‘Geisha’ es la pieza más extensa del álbum con sus casi 10 ½ minutos de duración. A pesar de las imágenes de fiestas cortesanas del Extremo Oriente que evoca el título de esta pieza, en realidad su exotismo está más inclinado hacia lo arábigo. Los jams constitutivos del núcleo de esta pieza están bien armados, representando la expresividad enérgica de la banda con solvencia, y además, se incluye un muy buen solo de batería que sirve para darle un giro nuevo al asunto. Nos vamos acercando al final del disco cuando llega la hora de que emerja ‘Raptus Emocional’. Su vibración Cameliana, muy al estilo de ‘La Setrilleira’, es llevada con una plenitud melódica cautivadora. Al final del camino nos topamos con ‘Melomanía En Re (Tributo A Un Reencuentro)’, tema que encapsula más de 8 ½ minutos de gloria musical envolvente: tras un inicio sereno e introvertido, el groove transita hacia un aura más ágil, ostentando una vez más la mágica luminosidad de la esencia del rock sinfónico de raíces andaluzas. Una vez más, la guitarra se luce con majestuosidad en los momentos donde se necesita realzar el enfoque melódico del clímax. En fin, todo esto fue “Orígenes”, el testimonio de un sueño recobrado para la gente de ARCABUZ en esta misión de hacer rock progresivo de ayer y hoy. Esta música buscó a su público en esos inicios de los años 80s y ahora cuenta con una orza con la cual puede enfilar sus trayectos posibles a través de los mares que se abren en las redes de comunicación de nuestros tiempos: es hora de prestar toda la atención debida a esta visión musical de Julio Francisco Álvaro, José Luis López, Carlos López y Aurelio Ortega.

Sunday, December 21, 2014

Las titánicas sesiones progresivas de GLAZZ


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es el momento de presentar al grupo español GLAZZ por motivo de su más reciente trabajo fonográfico “The Jamming Sessions: Take II”. GLAZZ se ha formado en el Puerto de Santa María, dentro de la bella provincia andaluza de Cádiz, en los inicios del nuevo milenio, con la misión de hacer música jazz-progresiva sensible a eclecticismos con la psicodelia, el space-rock, la fusión y las vanguardias improvisacionales; lo conforman Javi Ruibal [batería, percusiones y Kaos Pad], José Recacha [guitarras, sitar eléctrico y teclados] y Daniel Escortell [bajos y sintetizador Moog]. El material de “The Jamming Sessions: Take II” fue registrado a partir de improvisaciones colectivas en un cálido día de julio del 2013 a las afueras de la ciudad de Tarifa, en plena temporada veraniega… ¡a 40ºC! también hay algunos registros adicionales grabados en los Estudios Lo Suyo del Puerto de Santa María. La energía incandescente del ambiente en el cual desarrollaban sus ideas los tres músicos se ha trasladado muy bien a las sonoridades concretizadas a través del repertorio del álbum, cuyos detalles pasamos a repasar de inmediato.



‘Act I’ abre con el expectante vigor de ‘Neptune’s Anger’, armado bajo las coordenadas típicas del space-rock con algunos ribetes stoner. El jam en sí mismo no es muy largo pero tiene una personalidad suficientemente arrolladora como para asentar fehacientemente la atmósfera propicia para la irrupción siguiente de ‘Giant Dune’, un monumental ejercicio de psicodelia clásica al estilo Hendrixiano ornamentado con abundantes grooves exaltados propios del jazz-rock y el krautrock guitarra-céntrico (ASH RA TEMPEL, GURU GURU). Si en la primera sección teníamos una manifestación de intensa extroversión, aquí esa intensidad adquiere niveles ígneos, logrando así gestar un cénit decisivo del repertorio íntegro. Los integrantes del trío se manejan con inteligente sentido de la libertad mientras van dialogando durante las variaciones de motivos y ambientes. Con la dupla de ‘Annexation’ y ‘Meet My Gods’, el trío pasa a explorar unos matices más contenidos, generosos en vibraciones cósmicas y misteriosas, y lo hace manejando las transiciones con buen pulso. Para este caso, el factor jazz-rockero gana presencia y eso permite a la banda hacer gala de su visión arquitectónica, a veces hasta sigilosa… eso hasta que los recursos de vitalidad psicodélica vuelven a imponerse dentro del esquema grupal. Luego, ‘Baco’s Garden’ elabora un dinamismo bien dibujado y centrado, preparando el camino para los coqueteos funky-rock de ‘Modern Life’. La sexta y última sección de ‘Act I’ es ‘Exile’, una pieza lenta y melancólica donde notamos nexos con el paradigma Floydiano pre-1973 y el esplendor conmovedor del estándar del rock sinfónico en sus momentos más ceremoniosos: incluso las ocasionales capas de teclado ayudan a reforzar estos nexos. Los ornamentos aleatorios del pasaje final ensalzan la imagen del final definitivo de algo grandioso, marcado por el despliegue de variopintos ímpetus que han tenido lugar durante el poco menos de media hora que ha durado este Acto inicial.

‘Act II’ incluye una sola sección, la misma que se titula ‘Mare Nostrum’. Dura 12 minutos y se centra en un modus operandi donde el space-rock y el jazz vanguardista se mezclan en atmósferas etéreas, no exentas de ciertas dosis de inquietud en varios momentos de las expansiones temáticas; también se notan ciertos aires arábigos en algunos pasajes dirigidos por la guitarra, y de alguna manera, también algún filo propio de la faceta más abstracta del inmortal FRANK ZAPPA. Una vez más, los músicos hacen gala de su exultante capacidad de comunicación manejándose como tres individualidades que se congregan mientras arman y desarman las pautas de su permanente comunión: los GLAZZ dominan esta forma de dinámica musical con un temple bárbaro. ‘Act III’ se extiende por un espacio de 38 minutos, y justamente su sección de apertura ‘The Legion’ dura poco más de 11 minutos, y su estrategia consiste básicamente en retomar las atmósferas atrapantes e intensas de ‘Giant Dune’ y ‘Annexation’ para proveerles una dosis un poco mayor de densidad rockera. Enfilándose hacia paisajes sonoros sombríos, la segunda sección ‘Zama’s Battle’ comienza con atmósferas de oscuridad y retraimiento bajo la poderosa guía del bajo, tornándose luego hacia una manifestación de exaltación cósmica de obvias familiaridades krautrockeras, pero con un ropaje estilizado más afín al modelo de la psicodelia progresiva de nuestros tiempos. Se trata de una pieza muy guerrera, lo cual no es anecdótico pues se inspira en la batalla de Zama, la que dio el desenlace de la Segunda Guerra Púnica. Estas dos primeras secciones de ‘Act III’ conforman indudables pináculos del álbum, el cual de por sí guarda una creatividad muy homogénea en su expresividad.


La breve sección ‘Desertion’ tiene las misiones sucesivas de capitalizar por un rato más el vigor expresivo de ‘Zama’s Battle’ y redondear la faena con un descenso gradual hacia una languidez contemplativa. La razón de eso está en el inmediato engarce con la penúltima sección, titulada ‘The Oracle’, la cual se regodea en capas abstractas al modo de retazos de viajes a través del limbo. Incluso en ocasiones como ésta, el grupo no pierde oportunidad de mostrar su fuerza esencial, pero queda claro que no es tiempo de edificar tormentas rockeras sino de trazar manchas que puedan expandirse o retraerse según sea lo oportuno en cada instante preciso. A pesar de que su lugar es principalmente el de remodelar la herencia de temas precedentes, también es justo señalar que ‘The Oracle’ ostenta una personalidad propia. ‘Idiosyncrasy’ cierra el tercer Acto y el álbum con un nuevo viaje hacia la dimensión jazz-rockera de la banda, empezando con una actitud serena y sigilosa para luego enrumbarse hacia una ambientación poderosa con elementos de blues-rock: los legados de JEFF BECK y WEATHER REPORT asientan muy bien dentro del encuadre jazz-progresivo con el que Ruibal, Recacha y Escortell elaboran el perfecto broche para “The Jamming Sessions: Take II”, un disco genuinamente titánico. 


Todo esto es lo que nos ha dado GLAZZ para el año 2014, tal vez el disco más logrado de esta temporada para la vanguardia progresiva española. Como ahora los GLAZZ están trabajando en el que será su siguiente disco y están presumiendo de las “medallas” de su reciente periplo en escenarios japoneses, pues solo nos queda felicitarnos de que podamos gozar de más genialidad de este trío en el futuro cercano.


Muestras de “The Jam Sessions: Take II”.-
Exile [en vivo en las ruinas de Baelo Claudia, Tarifa]: https://www.youtube.com/watch?v=6QYapDmRQl8
Zama’s Battle [en vivo en las ruinas de Baelo Claudia, Tarifa]: https://www.youtube.com/watch?v=DHZszTvh1SU


Thursday, December 18, 2014

Las batallas de JETHRO TULL... 40 años después


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

¡JETHRO TULL es todo! Cosas así nos dan ganas de exclamar cuando redescubrimos, en sendas reediciones de lujo de doble CD y DVD doble, obras fundamentales del legado eterno de JETHRO TULL como “A Passion Play” y “WarChild”. Hoy es el turno de este último titulado oficialmente como “WarChild – The 40th Anniversary Theatre Edition”, realizado por el omnipresente Steven Wilson y publicado a fines de noviembre pasado. Wilson hace una estupenda labor equilibrando los lugares de los instrumentos, permitiendo así que los guitarreos de Martin Barre se hagan sentir más en comparación con la experiencia original, y eso implica manejar con delicada sutilidad los ricos arreglos orquestales que se reparten en varias piezas del álbum; por supuesto, siendo tales arreglos tremendamente exuberantes, su presencia siempre está llena de magnificencia y pomposa estilización. Y claro... tenemos también su meticuloso tratamiento de los bonus, sobre cuyos detalles iremos entrando en próximos párrafos de esta reseña.


“WarChild” fue el LP originalmente publicado en octubre de 1974 donde el grupo volvía al formato de canciones no muy largas tras esos dos ambiciosos y exhaustivos álbumes conceptuales “Thick As A Brick” y “A Passion Play”. Para este nuevo momentum del grupo, Ian Anderson seguía expandiendo su colección de saxos soprano, sopranino y tenor (para nunca más volver a utilizarla) mientras mantenía sus roles en la flauta y la guitarra acústica. Los demás socios también añadían ítems interesantes para la capitalización de la paleta sonora de la banda: Martin Barre a las guitarras eléctricas y española; John Evan al piano, órgano Hammond, sintetizadores y acordeón; Jeffrey Hammond-Hammond al bajo y contrabajo; Barriemore Barlow a la batería y diversos instrumentos percusivos como el glockenspiel, el marimbáfono, tarola, campanas tubulares, castañuelas, cascabeles, etc. Y por si todo eso fuera poco, la labor del entonces David Palmer (actualmente Dee) en el armado de las orquestaciones para casi todas las canciones del álbum completaba una armazón sónica que se regodeaba alegremente en su propia fastuosidad. Pero aquí no acaba la labor de Palmer en esta fase de la historia de JETHRO TULL, pues el proyecto inicial de “WarChild” incluía una película para la cual debía haber una banda sonora con grupo y orquesta, y resulta que él se encargó de hacer avances con la música orquestal que debía servir como fondo incidental para la susodicha película. Aún sin película, los demos de estas grabaciones orquestales se recuperaron y estuvieron en manos de Steven Wilson para mostrárnoslos en todo su esplendor. ‘The Orchestral WarChild Theme’ es una fastuosa expansión de un par de motivos de la canción mentada en clave de ELGAR y con un rol destacado del piano de Evan en algunas secciones, mientras que ‘The Mime Sequence’ es un bello desarrollo de climas manieristas en base a un motivo compuesto por Martin Barre a la guitarra clásica. ‘Field Dance’ es una breve muestra de bellísima soltura extrovertida, mientras que en ‘Waltz Of The Angels’ – que conocemos como ‘WarChild Waltz’ en una reedición anterior de este álbum – muestra la devoción de Palmer por los estándares de TCHAIKOVSKY y CHOPIN: justamente en el fade-out de ‘Waltz Of The Angels’ se reconstruye el motivo céltico introductorio de ‘The Third Hoorah’, el cual cuenta con su propio arreglo orquestal autónomo y completamente desarrollado. Las dos secciones de ‘The Beach’ también trabajan con la inspiración del colorido meticuloso de TCHAIKOVSKY. Sí, el terreno empezaba a prepararse para que Palmer se convirtiera pocos años después en algo más que un socio ilustrado de Anderson.

  

Volvamos al quinteto protagónico de todo esto. El ensamble de JETHRO TULL funciona a las mil maravillas, como una maquinaria elegante y extravagante, terriblemente lúdica y aplicadamente seria, colorida como ninguna y focalizada como pocas. Por ejemplo, el líder Ian Anderson disfrutaba de añadir el saxo alto a la última manifestación de su arsenal de vientos ajenos a la flauta: una y otra vez ha manifestado su arrepentimiento por haber hecho tan gran uso de estos tubos de metal, pero como decimos, siente un aprecio especial por el alto en medio de todo. El maestro Barlow sigue haciéndose merecedor del apelativo de “mejor baterista de Gran Bretaña” que le endilgaron varios colegas prestigiosos al seguir afilando sus conocimientos técnicos a disposición de sus versátiles conceptos de musicalidad, afianzando así una voz propia inconfundible en la batería y una soltura tremenda en los recursos percusivos. Hammond-Hammond y Evan, como ya señalamos en el párrafo anterior, tocaban más instrumentos que en discos anteriores, siendo el caso del primero de ellos especialmente meritorio debido a que era el integrante con menos consistente formación musical… y aún así, se dio maña para manejar con solvencia el contrabajo, cosa que repetirá también en el disco y gira siguientes. Fue justamente la gira del “WarChild” aquella donde el buen Jeffrey inauguró su inmortal atuendo de rayas blancas y negras (terno, sombrero, bajo, contrabajo… incluso una cebra de rayas blancas y negras que en algún momento defecaba pelotas de tenis, por supuesto, rayadas en blanco y negro). Por su parte, Evan vuelve a ser objeto de elogio por su creatividad musical, especialmente en el testimonio del ingeniero de sonido y asistente técnico de la banda David Morris: “él era simplemente un loco, pero adorable al mismo tiempo – él era un gran músico propiamente dicho, pero también gustaba de hacer travesuras”. Una de las violinistas que formaron parte del cuarteto de cuerdas femenino que acompañaba al grupo en la gira, Bridget Procter, dice de John que “era un tipo brillante. Siempre hacía bufonadas pero se notaba que tenía muy buena preparación”. Tanto estas chicas como Morris tienen palabras de elogio y agradecimiento para con la banda por su cordialidad y accesibilidad: bueno, por lo visto, Ian se hizo muy amigo de Morris pero no socializaba con las integrantes del cuarteto de cuerdas tanto como los otros cuatro. Barre y Barlow eran definitivamente los más conversadores y chistosos tras bambalinas. Palabras de Morris: “¿Os imagináis lo que es trabajar en una empresa donde el jefe está allí todos los días, una organización multimillonaria sometida a constante presión, y resulta que te llevas realmente bien con él y con todos los demás tipos, y te tratan realmente muy bien? Ojalá todos los empleadores fueran como JETHRO TULL en el modo en que tratan y lidian con la gente.”

   

El eclécticamente raro repertorio del “WarChild” contiene dos canciones ya completamente concebidas de las fracasadas sesiones en el Chateau d’Herouville – ‘Skating Away On The Thin Ice Of The New Day’ y ‘Only Solitaire’ – y otra cuya incepción original data de las sesiones para el emblemático “Aqualung” – ‘Two Fingers’, antes ‘Lick Your Finfers Clean’ – canciones que se enfilan hacia el lado acústico y folclórico de la banda. Pero además, las nuevas composiciones del momento nos agasajan con viajes hacia el burlesque con la canción homónima que abre el álbum y hacia la cámara de aires aflamencados de ‘Ladies’, pasando por la sarcástica alegría de los cantos de piratas que se encarna en ‘Queen And Country’. En este último caso, la imaginería de Anderson al equiparar las pillerías de los piratas con las que realizan los jefes bursátiles de la macroeconomía de la sociedad moderna es impecablemente ingeniosa. Como dijimos, hay un raro eclecticismo manifestándose aquí. Desde siempre nos ha parecido que el culmen del álbum está en la electrizante dupla de ‘Back-Door Angels’ y ‘SeaLion’, y ahora tenemos en esta reedición una espléndida confirmación de este favoritismo personal. Es que cada vez que escuchamos ‘Back-Door Angels’ nos parece que la alternancia de triste lirismo en las partes cantadas y aparatosa magnificencia rockera en las partes instrumentales, bajo el encuadre de las genialidades realizadas por la guitarra de Barre y la batería de Barlow, es capaz de dar energía eléctrica a una gran ciudad por tres noches seguidas. Y dado el ingenioso engarce con la estilizada farsa pródiga en vibrantes cromatismos que se da en ‘SeaLion’, la gente de JETHRO TULL logra trasladar toda la tensa pasión de la canción anterior a un ambiente febrilmente lúdico, definitivamente surrealista, pero haciendo que esa inquietud propia de lo surrealista se proyecte con un aire de complicidad para con el oyente: “Look how we balance the world on the tips of our noses, like SeaLions with a ball at the carnival.” Aunque los orígenes de la idea para esta canción se remontan hacia las sesiones francesas previas a la grabación del “A Passion Play”, esta versión definitiva se derivó a una cosa muy diferente. Algo que descubrimos en el libro es que tanto esta canción como ‘Skating Away…’, que abría el lado B, tratan con la deflagración del medio ambiente. Tomando cada canción por separado, podemos interpretar la calidez pastoral de esta última como un acto de serena reflexión mientras que ‘SeaLion’ resulta todo un acto de rebeldía bajo un revestimiento de jolgorio. ‘Bungle In The Jungle’ fue el hit del álbum en las radioemisoras estadounidenses, y de hecho, Anderson admite que esta canción le agrada pero le parece demasiado “atractiva” para su gusto, incluso diciendo que a lo mejor sonaba más adecuada para que la cantara Paul Rodgers (de FREE y BAD COMPANY) o Lou Gramm (de FOREIGNER). En fin… cosas del muy peculiar humor del buen Ian; eso sí, su letra que retrata la perversidad de la competitividad en la sociedad moderna encaja muy bien con el aura de conflicto que se trasluce en las letras de ‘WarChild’, ‘Queen And Country’ y ‘The Third Hoorah’. La última de estas tres canciones vuelve de lleno a la idea de lunática festividad en su estructura musical, esta vez con el esquema de una danza céltica. Cómo no, la atmósfera de vitalidad lúdica se perpetúa exitosamente para el cierre que brinda ‘Two Fingers’.


¿Y cuál es el asunto con los bonus tracks? Pues bueno… ¡nos parecen fabulosos!... y de hecho, nos parece genial que sean tan abundantes, abriendo un espectro muy amplio para que se nos revelen todas las facetas del cosmos musical ecléctico de JETHRO TULL. Muchas de estas canciones se grabaron con la mira puesta en la producción de algún single y no tienen nada que ver – enfatiza Anderson – con el concepto del álbum “WarChild”. Para el grupo, grabar un single implicaba necesariamente apartarse del modus operandi de la concepción de un long-play, a pesar de que a veces han extraído simples de discos, claro. Los dos primeros bonus, ‘Paradise Steakhouse’ y ‘Saturation’, son sendos ejercicios de rock al estilo Tulliano, en cierto sentido, guardando cercanos aires de familia con el espíritu general de las piezas más filudas del “Benefit”: los guitarreos de Barre son simplemente fabulosos, feroces, fantásticos. ‘Tomorrow Was Today’ es una canción que también se ajusta muy bien a esta línea de definición, estableciendo nexos con la etapa pre-“Thick As A Brick”, pero esta vez se notan ciertos arreglos musicales festivos, muy a tono con el espíritu general del “WarChild”… especialmente por esos interludios donde las partes de teclado están al acordeón y la dupla rítmica adopta un ritmo que parece circense. El groove llamativo, las florituras de flauta en medio de los riffs de guitarra y los sobrios arreglos orquestales provistos por David Palmer convierten a esta canción en una joya autosuficiente, una gema que merece valorarse más dentro de la vasta producción del grupo. Espíritus muy parecidos hallamos en las también estupendas canciones ‘Good Godmother’ y ‘Rainbow Blues’, siendo éste el menos misterioso de los bonus tracks debido que lo conocemos desde el recopilatorio “M.U.”, del 1971. ‘Glory Row’ tiene un carácter más metido en el estándar del folk-rock, un elemento siempre presente a lo largo de toda la trayectoria del grupo: la presencia de la guitarra acústica como marcadora de la base temática de la canción la hacen incluso “extrañamente” anticipadora del espíritu predominante en la etapa 77-79. Esos diálogos de flauta y guitarra eléctrica en el pasaje final son simplemente deliciosos, enérgicos y gráciles de un modo que solo puede resultar a partir de la esencia artística de Ian Anderson & cía. ‘March, The Mad Scientist’ es la intimista balada acústica que nunca falta… y nunca es mala hora para decir cuán genial letrista ha sido siempre Ian Anderson: “What would you like for Christmas: a new polarity? / You’re binary, and desperate to deal in higher figures / that lick us with hotter flame.” Esto es para medalla de oro, vamos.


Con los bonus cuarto, quinto y sexto tenemos una curiosidades muy pero que muy peculiares:  ‘SeaLion II’ es un experimento de entretenimiento con miras a explotar el extravagante y surrealista humor del buen Jeffrey; otro entretenimiento, ‘Quartet’ es un instrumental donde se mezclan jazz suave, cabaret y manierismo, una deliciosa farsa en la que el magistral Evan se luce sucesivamente al acordeón, clavicordio, órgano y sintetizador, mientras las percusiones tonales añaden color a las líneas dirigidas sucesivamente por el saxo y la flauta, y con mención especial al arreglo coral de Hammond-Hammond; ‘WarChild II’ es una versión más breve y con instrumentación un tanto alterada de la canción que da título al álbum, una ocurrencia sobre cuyos detalles Anderson no recuerda mucho, y solamente se pone a especular que se trató de un intento de grabar un single para las radioemisoras. ‘Quartet’ es un bonus de particular vigencia en un buen tramo de la longeva carrera musical de JETHRO TULL: por muchos años fue parte del solo de flauta de Ian Anderson dentro de un medley que también incluía al emblemático ‘Bourée’, y además fue utilizado como fondo introductorio para una gira que tuvo lugar en 1976, cuando Hammond-Hammond ya no estaba en el grupo. ‘Pan Dance’ es una estupenda danza palaciega en 3 /4 compuesta para el pequeño show del ensamble femenino de danza moderna PAN’S PEOPLE, designado para abrir un puñado de conciertos de la gira del “WarChild” con una secuencia de danza y pantomima. Dicho sea de paso, hay información curiosa y amena sobre el involucramiento de este grupo de danza moderna en un puñado de conciertos de la gira, incluyendo menciones obligatorias a su atuendo tan farsescamente lascivo, el mismo que fue objeto de picantes comentarios en la prensa musical británica de ese tiempo. 



El libro incluye, como dijimos antes, un testimonio al ingeniero de sonido David Morris y una entrevista a algunas integrantes del cuarteto de cuerdas femenino que acompañó al grupo en la gira. Morris no solo cuenta cómo se hicieron los efectos electrónicos de explosiones y bombazos para la canción “WarChild”, sino toda una meticulosa revisión de su etapa formativa y todas las labores que hizo para la gente de JETHRO TULL a lo largo de los años, dentro y fuera del negocio musical. Pero hay dos anécdotas especialmente llamativas: la primera consiste en describir cómo su primer trabajo para JETHRO TULL fue formar parte de una de las coreografías de la película de “A Passion Play” (sí, ‘The Story Of The Hare Who Lost His Spectacles’) por sugerencia de Hammond-Hammond; la otras es cómo él era uno de los dos asistentes que se vestían de cebra para una de las rutinas del mismo Hammond-Hammond. El libro incluye también una meticulosa transcripción de las ideas básicas que tenía Anderson para el argumento de la película: una joven llamada Evelyn muere y seguidamente se encuentra en el más allá, en medio de los tejes y manejes del conflicto cósmico entre el Paraíso y el Infierno. Cualquier parecido con el concepto del “A Passion Play” es cualquier cosa menos coincidencia. ¡Cómo no, también hay una copiosa cantidad de fotos del grupo luciendo su carisma inmenso y sus extravagantes vestuarios sobre el escenario! El diseño definitivo del “Lechero Favorito de Todo el Mundo” que ostenta John Evan es un fuerte competidor frente al atuendo Gran Bufón de la Corte que ostenta Ian Anderson, con el cual le daba su propio matiz personal a la imagen del rockero glam, pero nada supera al excelso ropaje a rayas de Jeffrey Hammond-Hammond, llevando la expresión “circo del rock’n’roll” a su máxima expresión. Verlo asumir a ratos el rol de frontman mientras canta una versión de ‘How Much Is That Doggie In The Window?’ o mientras juega con las pelotas de tenis vertidas tan poco respetuosamente por la cebra… ¡fotos imperdibles! También es imperdible la anécdota que cuenta Ian Anderson de su primera experiencia como productor, específicamente, para el disco de STEELEYE SPAN “Now We Are Six”. Ian Anderson, mientras estaba en preparativos el álbum WarChild de JT, fungió de productor en el álbum de Steeleye Span Now We Are Six, siendo así que en una de las canciones del álbum se convocó a David Bowie para que tocara saxo como invitado especial. Para Ian fue muy difícil ese día porque al ser Bowie el que tocaba saxo, no solo todos los músicos del grupo querían estar en el estudio sino también amigos del susodicho rock star llenaban el estudio de grabación. Bowie hizo su parte en dos tomas, muy buenas las dos, y no hizo ningún reclamo de dinero. Años más tarde, Ian se encontró con David en un aeropuerto y le dio las gracias por su generosidad y camaradería, las cuales le inspiraron a él mismo para no cobrar nunca cada vez que tocara de invitado en discos de otros artistas - usualmente la flauta. La respuesta de David fue algo así como: ¿Qué? ¿Mi mánager de entonces nunca te envió el recibo por mis honorarios?
  
 


De los dos DVD que forman parte de este ítem, cabe destacar el segundo porque contiene un vídeo-clip de ‘The Third Hoorah’ con imágenes de conciertos del 1973, y sobre todo, imágenes de la conferencia de prensa que brindó el quinteto en la ciudad suiza de Montreux a mediados de enero del 1974. Esa conferencia sirvió para que la banda anunciara sus planes de hacer un disco y una película con el concepto de “WarChild”, pero también para donar las ganancias de un concierto benéfico realizado un par de años antes en Zurich al Ayuntamiento de Montreux a fin de que se utilice para crear un centro de actividades musicales para la juventud local. Los graciosos comentarios que hace el mismo Ian Anderson y la música de fondo que proviene de ‘Quartet’ le dan un tono jocoso a este importante pero mudo documento fílmico de la banda: las imágenes donde se ve a los cinco músicos posando para la prensa antes de que la conferencia comenzara nos muestran el humorístico desparpajo y amplia camaradería que por entonces reinaba entre los integrantes de una de las más veneradas alineaciones de este grupo esencial para el rock de los 70s. Bueno, concluiremos esta reseña volviendo a exclamar como al inicio: ¡JETHRO TULL ES TODO!


Muestras de la reedición del “WarChild”.-
The Third Hoorah (con imágenes de conciertos del 1973): https://www.youtube.com/watch?v=1Saw_2AD4co
Waltz Of The Angels (antes WarChild Waltz): https://www.youtube.com/watch?v=gh9NtSUMJ0U



[Dedico esta reseña al maestro baterista-percusionista Jorge González por ayudarme a conceptualizar el genio musical de JETHRO TULL en algunas expresiones vertidas en la presente reseña.]

Tuesday, December 16, 2014

El periplo islandés de IAN ANDERSON


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Un año tremendamente Tulliano ha estado siendo el 2014 que ya se nos va: un disco nuevo y gira de IAN ANDERSON, la edición de un DVD en vivo que documenta su gira anterior, y dos reediciones de lujo de los clásicos “A Passion Play” y “WarChild” bajo el comando técnico de Steven Wilson. En esta ocasión nos centramos en el mentado DVD en vivo, “Thick As A Brick – Live In Iceland”, registrado a partir de un concierto en la capital islandesa de Reykjavík en el 22 de junio del 2012, en una de las primeras fechas de su gira mundial donde hizo el doble espectáculo de la inmortal gema progresiva de JETHRO TULL “Thick As A Brick” y su secuela “Thick As A Brick 2: Whatever Happened To Gerald Bostock?”. Junto a IAN ANDERSON en sus usuales roles de líder, cantante, flautista y trovador de guitarra acústica, están el guitarrista Florian Opahle, el baterista Scott Hammond, el teclista John O’Hara, el bajista David Goodier (también tocando a veces el glockenspiel) y el actor Ryan O’Donnell aportando mimo, recursos teatrales varios, canto adicional y algunos sampleos instrumentales. Puesto que Goodier y O’Hara fueron parte de la alineación de JETHRO TULL en sus últimos años de actividad, es justo decir que la actual senda solista del maestro IAN ANDERSON se alimenta del ímpetu de la época crepuscular del gigante progresivo originado en Blackpool a partir de los aportes de sus compañeros de viaje y no solamente por el repertorio de sus actuaciones en vivo. Mientras sigue vigente la gira mundial “Ian Anderson Plays The Best Of Jethro Tull”. Echemos un vistazo a este DVD en formato Blue-ray “Thick As A Brick – Live In Iceland” publicado a fines de agosto último por vía de Eagle Records.


Los momentos de mayor brillantez escénica se concentran justamente durante el desarrollo del mayor esplendor musical, y por supuesto, nos estamos refiriendo a la parte centrada en el “Thick As A Brick”. La introducción fílmica con el inicio de la sesión psicológica del buen Gerald Bostock en manos del doctor interpretado por el mismo ANDERSON ofrece el monólogo perfecto para el legendario inicio de la suite Tulliana: “You really did mind, didn’t you?” – una vez puesta en marcha la maquinaria del grupo sobre el escenario, la dinámica de la pieza original se muestra con una vivacidad renovada. El rol de Ryan O’Donnell como cantor-mimo coronado como alter ego monárquico de ANDERSON resulta un recurso idóneo para no agotar más de la cuenta la ya gastada voz del legendario Bufón de la Gran Corte Progresiva, y también para dar más campo abierto a sus intervenciones a la flauta. Un momento particularmente entrañable es la readaptación del gag de la llamada telefónica. Si en el show original el ring interrumpía un momento candente del primer pasaje instrumental en 5/4, ahora interrumpe el inicio del pasaje de boy-scout; quien llama es la violinista Anna Phoebe, la misma que promete conectarse en dos minutos por vídeo-conferencia de Skype y no seguir interrumpiendo el momentum musical… y justamente eso es lo que sucede, pues en la pantalla de fondo surge su imagen en vivo tocando el violín haciendo segunda voz a las líneas de flauta. Además de cargar a su pequeño hijo, lo cual da un aire de espontaneidad hogareña, también se ve un momento donde se asoma alguien disfrazado de ladrón: un guiño a una de las noticias del falso periódico que se elaboró en la portada de aquel disco del 1972. 

Una interesante novedad es el gag que se realiza en el descanso entre las dos partes de la suite original; un simulacro de revisión de la próstata por vía rectal actuado por dos “espontáneos” del público bajo la guía del siempre carismático ANDERSON, culminado con unos consejos prácticos muy serios y la proyección de fotos de estrellas del rock y el jazz que murieron de cáncer a la próstata (entre ellos, HERBIE MANN y FRANK ZAPPA) como parte de las pulsaciones que impulsan el inicio de la segunda parte. Una pregunta obligatoria respecto a la supervivencia de esta segunda parte en el nuevo milenio se refiere a cómo se desempeña el baterista Scott Hammond en su rol de “Barriemore Barlow” durante el solo de batería: podemos responder que el Sr. Hammond se porta muy bien, logra desarrollar un despliegue de fuerza y groove bastante solvente, aun cuando se nota que no llega al nivel del semidios Barlow, pero bueno, eso era de prever. Un detalle más importante aún es la ejecución de la sección renacentista “The poet and the wise man stand behind the gun”, la cual nunca tuvo lugar durante la gira original del 1972 e inicios del 1973. Una buena ocasión para reivindicar este momento, uno de los más mágicos y envolventes de la suite, con un lirismo delicado y bien dibujado – las minúsculas pero relevantes líneas de clavicordio brillan con un fulgor cristalino, y sobre todo, cabe destacar cómo O’Donnell brinda una pasión nueva a su canto de las dos últimas estrofas, llegando a donde ya no llega ANDERSON pero sin imitar su timbre (nos recuerda más bien a un híbrido de PETER GABRIEL y RAY DAVIES).


Tras el final de “Thick As A Brick” llegan las emocionadas ovaciones del respetable, como cabe esperar… ¡y bien merecidas que son! Pocos minutos antes de que el ensamble vuelva al ruedo, se proyecta sobre la pantalla una imitación de reportaje sobre la vida rural, por supuesto en clave de parodia, y con un ANDERSON amulando a un septuagenario terrateniente que celebra las peculiaridades de la calidad vida agrícola. El terreno está preparado para la parte del show dedicada a “Thick As A Brick 2: Whatever Happened To Gerald Bostock?”. En su momento reseñamos este disco señalando que no lograba mantener la gracia monumental de la primera obra, pero ahora notamos que su puesta en escena le permite levantar grandemente sus réditos musicales: toda la parafernalia teatral organizada por ANDERSON y en la cual el talentoso actor O’Donnell ocupa un rol protagónico le da una dimensión expresiva interesante a lo que está escrito en las partituras. Por supuesto, el colorido musical de ‘From a Pebble Thrown’ y su inmediata extensión instrumental, así como la dupla de ‘Upper Sixth Loan Shark’ y ‘Banker Bets, Banker Wins’, contienen un solvente atractivo musical muy a tono con la esencia prog-folk del JETHRO TULL clásico. También se siente un dinamismo especial en el groove al estilo de marcha de boy-scouts de ‘Wootton Bassett Town’, el vigor épico de ‘A Change Of Horses’ y la grácil picaresca de ‘Kismet In Suburbia’: este último caso queda bien sazonado con la aparición de O’Donnell con su atuendo de sacerdote, asumiendo posturas ceremoniosas y recogiendo limosna. El final del show está graciosamente marcado por la interrupción del antes mencionado terrateniente, quien comete el descaro de decir las palabras finalesde la última canción, y en tono más cordial, presentar a los músicos. Es obvio el autobombo de ANDERSON, pero también es obvio que el mismo protagonista de la situación se lo toma a broma.


Dentro de los extras tenemos una entrevista al buen IAN para un medio periodístico islandés, la interpretación de ‘Banker Bets, Banker Wins’ en el Montreux Jazz Festival del 2012 – repetimos que se trata de una de las canciones más destacadas del “Thick As A Brick 2” – y, sobre todo, un entrañable recordatorio del ya desparecido armonicista suizo y fundador del Montreux Jazz Festival Claude Nobs. Se trata de un jam muy extenso y muy ameno de ‘Some Day The Sun Won’t Shine For You’, el mismo que tuvo lugar durante un taller sobre armónica en el blues dirigido por el mismo Nobs: se ve a Claude disfrutando a sus anchas con ANDERSON y su banda de apoyo, además de una segunda flautista que también sabe lucirse en varios momentos. Este clima de alegría y camaradería refleja muy bien el tono celebratorio que tiene todo el DVD en sí, a través de todas sus secciones. “Thick As A Brick – Live In Iceland” es un ítem muy pero que muy recomendable, una revelación inconfundible del nivel de vitalidad y entusiasmo que IAN ANDERSON todavía tiene dentro de sí y que sigue dispuesto a dejar aflorar a cada momento.

Muestras del DVD.-
Sección de la primera parte de “Thick As A Brick”: https://www.youtube.com/watch?v=TZpu5Ml1jX8


[Dedico esta reseña a Jackie Suárez con inmenso agradecimiento.]

Sunday, December 14, 2014

BÚHO ERMITAÑO se enfilan hacia un horizonte de odiseas e impresiones psicodélicas


HOLA,AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy presentamos al grupo peruano BÚHO ERMITAÑO, uno de los más sólidos exponentes de la vanguardia psicodélica peruana de los últimos años. Formado en el año 2008 por la iniciativa conjunta de Franz Núñez y Diego Pando, el grupo ha pasado por varias alineaciones hasta llegar al sexteto formalizado y bien asentado que se puso a grabar este primer registro titulado “Horizonte”. El sexteto en cuestión está conformado por Franz Núñez [guitarra eléctrica, bajo, charango y quenacho], Diego Pando [guitarras eléctrica y acústica, bajo y charango], Irving Fuentes [guitarra eléctrica, sintetizador y bajo], Leonardo Pando [guitarra eléctrica, sintetizador y bajo], Juan Camba [batería] y Ale Borea [djembé, bongoes y güiro]. Además, el baterista Aldo Castillejos (exintegrante de los legendarios SERPENTINA SATÉLITE) funge de invitado especial en cuatro de los temas del repertorio de “Horizonte”, y de hecho, él tiene un rol muy especial en estas esporádicas intervenciones porque él formó parte de sus respectivos procesos compositivos. Ahora, con el orgullo de tener a “Horizonte” publicado por el sello griego G.O.D. Records, la gente de BÚHO ERMITAÑO procura mantenerse activa promocionando este primer aporte oficial de su parte al cosmos de la psicodelia progresiva. Sigamos el hilo del repertorio del susodicho disco.


‘Kharasiri’ abre el álbum exhibiendo una prestancia abrumadora y misteriosa a la vez mientras sus atmósferas y grooves se asientan cómodamente sobre un esquema rítmico exuberantemente exótico, al modo de un híbrido entre danza tribal india y celebración afro-tropical. A poco de pasada la barrera del sexto minuto, las percusiones se detienen para que algunos soundscapes de guitarra preparen el terreno para el segundo jam, más punzante en su groove y con un manejo del encuadre sonoro más inclinado hacia los estándares tradicionales del space-rock (casi a lo STEVE HILLAGE): de este modo, el ensamble redondea la faena con una buena dosis de nervio rockero. ‘Odisea En El Espacio’ nos remite directamente a aquellos lejanos tiempos del krautrock explorador de atmósferas fusionescas (DZYAN, IBLISS, EMBRYO) así como al HAWKWIND de los dos primeros álbumes. La exhibición de vigor con la que el bajo se regodea en sus precisas líneas recurrentes aporta en gran medida la base para la consistencia muscular de la instrumentación global. Para la sección final, el grupo aumenta los decibeles con la amenaza de explotar en sonoridades incendiarias, pero lo que al final se da realmente es una variación contemplativa del cuerpo central. Tras el breve interludio ‘Kundalini’ – armado en base a capas minimalistas de órgano – emerge ‘Impresiones De Marcahuasi’, un viaje musical cuya primera parte se arma en base a rasgueos de charango, fraseos arábigos de la guitarra y cadencias ceremoniales del trío rítmico que se acoplan mutuamente dentro de una atmósfera tan grisácea como intensa, una atmósfera que se llena de estilizada densidad por obra y gracia de la labor del sexteto. La segunda parte se mueve en una bruma onírica donde el charango ocupa un lugar protagónico dentro del paisaje sonoro, sirviendo como una especie de tránsito hacia la ceremoniosa y cósmica languidez de la tercera parte, muy a lo PINK FLOYD (etapa del “Ummagumma”).


Todo el ímpetu acumulado tras los desarrollos de ‘Odisea En El Espacio’ e ‘Impresiones De Marcahuasi’, el grupo está listo para dar un efectivo golpe de timón a su faceta más extrovertida y darle un dinamismo nuevo, más refrescante: es la hora de ‘Camino A La Montaña’, pieza que debe ser justamente apreciada como un cénit decisivo de “Horizonte”. A la par que se genera una vibración electrizante renovadora en su cuerpo central, esta pieza ofrece también una continuidad sólida a las atmósferas que se van madurando mientras avanzamos en el repertorio. Su parte final se mueve en una atmósfera un poco más constreñida, al modo del paradigma de AGITATION FREE. Para los últimos 16 minutos del disco tenemos a la dupla de ‘Estampida De Elefantes’ y ‘Asunción’. ‘Estampida De Elefantes’ establece un panorama abrumador y engullidor con unos guitarreos filudos y un dinamismo rotundo que se compenetran nerviosamente para reflejar la perpetua ansiedad de una huida visceral y sin fin. En algún momento, el grupo baja un poco el ritmo para reacomodar sus elementos integrales y reinstaurar el groove dominante. En fin, ‘Asunción’ completa el repertorio del álbum con un aura flotante que nos vuelve a remitir al paradigma del krautrock de tendencia fusionesca, y en esta ocasión específica, al aspecto orientalista de unos AMON DÜÜL II. El bloque sónico se siente robusto en su bien definida atmósfera.


Todo esto fue “Horizonte”, el canto de BÚHO ERMITAÑO al amanecer de su obra fonográfica, la misma que esperamos que se expanda ampliamente en el transcurso del futuro cercano. Mientras tanto, estamos seguros de que ha logrado asentarse como una presencia líder dentro de la vanguardia peruana contemporánea.  


Muestras de “Horizontes”.-